Las consecuencias de la crisis
fueron agobiadoras mundialmente en todos los aspectos. Además del desastre
económico como la quiebra de los bancos y el cierre de muchas empresas, en el
aspecto social, humano si se quiere, las consecuencias fueron también
terribles: paro, indigencia, aumento de la delincuencia. Desde el punto de
vista político los estados, que hasta entonces habían seguido. La crisis multiplicó
el número de pobres. Comedor social en Bucarest.
El lema de dejar libremente a la economía va a adoptar un intervencionismo creciente para intentar evitar la
repetición de una crisis como esta. En Europa, debido a la crisis, van a subir
los partidos de corte autoritario que proponen un control total de la economía
por el Estado, en esa línea Hitler sube al poder en 1933. Desde el punto de
vista intelectual también afectó la crisis y se creó una generación de intelectuales
y artistas con una visión pesimista de la vida.
Rápidamente los gobiernos se van a poner a trabajar para atajar los
efectos de la crisis. En Estados Unidos destacó la política del presidente
Roosevelt denominada New Deal que pretendía, entre otras muchas cosas, una subida
de precios y salarios para reactivar el consumo. En Europa los primeros intentos
de luchar contra la crisis fueron ineficaces pero más tarde se van a conseguir
logros importantes a finales de los años Treinta, entre otras cosas orientando la
producción hacía la carrera armamentística pues se avecina otra nueva
guerra.
En general las consecuencias
económicas fueron muy fuertes y la producción anterior a la crisis tardaría
años en ser conseguida. En primer lugar hemos de señalar que el
hundimiento de la bolsa conlleva, tal y como habíamos indicado, la quiebra de
muchas empresas por no disponer de capital para su financiación. Además hay
otro factor que incide sobre las empresas: la bajada del precio de los productos
ante la saturación del mercado y la congelación de la capacidad adquisitiva
de los compradores. Los empresarios no
recogen los beneficios necesarios para
reinvertir en la producción y esto lleva también a la quiebra.
En el campo la situación es muy
parecida, la superproducción lleva también a la bajada de los precios y a la
ruina de los granjeros y campesinos. Las cosechas a veces ni se recogen, y
otras veces para aumentar los precios se llega incluso a destruir grandes
cantidades de trigo o leche.
El hundimiento de la bolsa ha
arrastrado tras de sí a un gran número de bancos. Los ahorradores tratan de
recuperar el dinero que tienen metido en el banco, el banco no lo puede
desembolsar por tenerlo colocado en inversiones a medio y largo plazo y al no
poder desembolsar el dinero presentará suspensión de pagos y la ruina de sus clientes.
Con el sistema bancario herido se cierran las fuentes de financiación de todos
los sectores de la economía. Como vemos, para salir de esta situación tan desoladora
es necesario que se produzca una subida de precios para que se obtengan
beneficios, subida de salarios para que
aumente la capacidad adquisitiva del mercado, y además, una reforma en
profundidad del sistema bancario para que tanto la industria como la
agricultura dispongan de fuentes adecuadas de financiación.
En el aspecto internacional se
reducen los intercambios comerciales entre los países de una manera
espectacular, cada país opta por el proteccionismo, hasta Gran Bretaña, y eso
frena la salida conjunta de la crisis que hubiera sido lo más fácil.
Ya sabemos que si la economía va
mal se agudizan los problemas sociales. El más importante es el del paro, tras
el cierre de muchas fábricas aumentó de forma espectacular el número de obreros
sin trabajo, esto originó en Alemania el ascenso de Hitler que prometía puestos
de trabajo. Ante el paro surgen instituciones de socorro que tratan de
favorecer a los parados y sus familias que se mueren de hambre, estas instituciones
son claramente insuficientes y no cubrían las necesidades de la totalidad de los
parados, en Budapest, por ejemplo, sólo el 8% de los parados estaba amparado
por este tipo de instituciones. La salida que les quedaba a muchos era la
mendicidad o la delincuencia.
En el campo la situación de los campesinos y
granjeros es también desesperada, al bajar los precios se han visto ahogados
por las hipotecas y los préstamos y la huida a la ciudad no soluciona nada pues
la situación es peor.
En este panorama era difícil la recuperación
de la economía si antes no se mejoraba el poder adquisitivo de un mercado
empobrecido. Como es lógico va a aumentar el número de obreros afiliados a
partidos y sindicatos obreros (comunistas, socialistas e incluso anarquistas) y
la estabilidad social será precaria. Los comunistas ven en la crisis el hundimiento
del sistema capitalista y arremeten en sus críticas contra el capital y el
sistema, piensan que cuanto peor sea la situación más fácil será el estallido
de una revolución similar a la soviética. Eso, por otra parte, hace crecer a
los partidos de extrema derecha que ante
el miedo de la revolución obrera van a incrementar el número de afiliados, eso explica, en parte el triunfo
de partidos autoritarios o fascistas, sobre todo en Europa. Pero no todos
sufren la crisis de igual manera, las clases altas (funcionarios, militares,
profesionales liberales...) afrontan mejor la situación y se ven favorecidos
por la bajada de los precios de los productos.
Las consecuencias demográficas
también fueron importantes. Durante el tiempo que duró la crisis disminuyó de
una manera clara en Estados Unidos el
índice de
natalidad. La natalidad, por el
contrario, aumentó de manera espectacular en los países europeos donde hay
regímenes fascistas debido al fomento oficial de esta y a las multas contra la
soltería. Además ante las dificultades económicas se restringe por primera vez la
entrada de inmigrantes en ese país, no están dispuestos a alimentar a masas de
obreros europeos hambrientos cuando en su país hay hambre.
Las consecuencias políticas son
importantes. Se produce, en general el descrédito y la crisis de las
democracias parlamentarias (ver apartado 2 de este tema), se identifica el
liberalismo económico causante de la crisis con el liberalismo político (democracia
parlamentaria) y eso genera desconfianza ante el sistema. Esa desconfianza se
va a traducir en muchos países europeos en el abandono de esta forma de
gobierno que no ha impedido la catástrofe y la instauración de gobiernos
autoritarios y dictatoriales, el caso más evidente es el ascenso de Hitler al poder,
pero no es el único. Incluso en países donde la democracia está asentada desde hace
años y gozan de una gran tradición democrática se produce el ascenso de
partidos de corte fascista (Bélgica, Francia, Gran Bretaña...) aunque esos
partidos nunca llegarán a hacerse con el poder ni poner en peligro el sistema.
En paralelo con lo anterior surge
una exaltación del nacionalismo entre los países, ese nacionalismo exagerado
surge por la competencia por materias primas y mercados en una etapa difícil, o
por la envidia de ver cómo en el país vecino la crisis no es tan fuerte o sale
mejor de ella. Esta ola de nacionalismos será mucho más exagerada en los
regímenes de corte fascista (Alemania e Italia) que a través del nacionalismo buscan
justificar el expansionismo exterior que llevará a la II Guerra Mundial.
Otra consecuencia política, y
económica a la vez, es que, en contra de
los principios del liberalismo económico que postulan la no intervención del
Estado en economía, se va a producir a partir de la crisis el intervencionismo
de los estados en la economía, sólo las leyes y la política de los estados pueden
reconducir la situación, se van a incrementar las leyes y medidas para
favorecer la economía. El intervencionismo de los estados es mucho más fuerte
en los países totalitarios (Alemania, Italia, U.R.S.S.) en los que el Estado
controla totalmente la economía.
Referencias: http://bachiller.sabuco.com/historia/consecuencias29.pdf
Imagen: http://2.bp.blogspot.com/_ext-VD8qIG0/ST2HGluAvZI/AAAAAAAABE8/P9DrdF_Uzio/s1600/crisis.jpg
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